¡Este es el día en que actuó el Señor!

¡Este es el día en que actuó el Señor!

 

 

Sem. Iñaki Aramburu Barrios

Etapa de Discipulado

 

 

Existe la mala práctica entre los católicos de vivir fervientemente el Santo Triduo Pascual, pero una vez concluida la vigilia pascual regresamos a la vida cotidiana como si nada hubiera sucedido. Esto no hace sino poner de manifiesto la poca conciencia que tenemos de la resurrección del Señor y lo lejos que tenemos el corazón de Él.

¡Este es el día en que actuó el Señor! nos dice el salmo 117 y San Pablo en su carta a los corintios enuncia: “si Cristo no resucitó de entre los muertos vana es nuestra fe”. Por lo tanto, queridos hermanos, reconozcamos la sublime santidad de este día en el que Cristo vence a la muerte y nos hace partícipes de su vida inmortal, nos conduce hacia una vida nueva y destruye las cadenas del pecado que nos mantenían esclavos.

Si meditásemos un poco sobre la santidad de este día y lo que representa para nosotros no podríamos regresar a la misma vida después de este glorioso Domingo, ya que el amor que el Padre nos tiene inflamaría nuestro corazón de amor por Él y por el prójimo. La grandeza y el poder de Dios nos llenaría de respeto y de temor de Dios que nos llevarían a alabarlo y glorificarlo por su inmensa grandeza. La contemplación de este misterio tan sublime haría que todo nuestro ser se conmoviera y que todo nuestro intelecto, nuestra voluntad y nuestro corazón se dirigiese solamente a Dios uno y trino que nos ha salvado.

Todo el misterio de Cristo nos conduce a este día santo y hacía él tienen que estar dirigidas nuestras miradas a lo largo de todo el año litúrgico porque este Domingo es el punto medular de nuestra fe. ¡Cuánto bien nos haría considerar al menos una vez al día este gran misterio! Creo que nos ayudaría a crecer asiduamente en nuestra vida espiritual, nos ayudaría a comprendernos mejor como cristianos y sin lugar a duda acrecentaría nuestra relación íntima y personal con Jesús Dios hecho hombre.

Que este año nuestro amor a Dios sea más grande que nuestra indiferencia y contemplemos en lo más profundo de nuestro corazón la resurrección de nuestro Salvador que murió por nosotros, para que siendo renovados en un espíritu de amor levantemos nuestro corazón al Cielo, nos alegremos con las cosas de arriba, siempre busquemos con todo nuestro ser a Dios todo poderoso y así estemos tranquilos en aquellas palabras del apóstol: “Si hemos muerto con Cristo, creemos también que viviremos con Él.” (Rom 6, 8)


Publicado

en

,

por

Etiquetas:

Blog at WordPress.com.

%d